6.2.1 ¿Puede llegar a contaminar?
Las nanopartículas sí pueden llegar a contaminar, ya que algunas nanopartículas tienen altos
niveles de toxicidad, como las nanopartículas de los cosméticos. Un ejemplo es el dióxido de titanio o el óxido de zinc que se encuentra en algunos productos de maquillaje y de protección solar, y que pueden contener partículas de rango nanométrico, que se han relacionado con el daño celular (incluso a nivel del ADN).
Además también está muy presente en la contaminación atmosférica, que ya ni siquiera la notamos. Sin embargo, está ahí: matándonos poquito a poco. Actualmente, se ha demostrado como algunas nanopartículas que respiramos podrían entrar en el torrente sanguíneo y provocar daño vascular.
Esto ha sido demostrado poniendo a voluntarios a respirar nanopartículas de oro que respiradas de forma habitual no dañan la salud. Se ha visto que tardan menos de 15 minutos en aparecer en la sangre y permanecen ahí y en la orina hasta tres meses.
Tristemente, la tecnología de la que disponemos no nos permite controlar bien este tipo de nanopartículas.
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